Fría era la brisa del incipiente invierno en la alta montaña.
Italia ha nacido, Italia.
La alegría brota contagiosa en un tenue resplandor de oscuridad.
Me encuentro en mitad del hayedal.
Yo soy el músico, el genio, yo tengo alma. Correteo por senderos angostos hacia ninguna parte. Canto al grito de baladas antiguas. De repente sale un sol de la nada, amanece una y cien veces mientras las estrellas relampaguean de satisfacción.
Soy Dios.
lunes, 8 de enero de 2007
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