domingo, 25 de marzo de 2007

Sin título para T

Concupiscencia dorada brotando entre dedos
blancos.

Resbala el sentimiento de culpa estéril
por los momentos alegres del mañana.

Amarra la sierpe que por tu espalda recorre
surcos.

Arañazos de una gatita de perfil italiano,
posiblemente.
O tal vez la punzada de una canción aprendida hace dos días,
quizá tres.

Da escalofríos. Y es curioso cómo se te mete en el
corazón.

Duele a veces y a veces tan sólo
acelera
las ganas de comerte a besos la sombra que se proyecta
detrás de un océano de palabras de miel.

Llevas la noche en las venas y ya es de día pero
no ha amanecido aún.
No para ti.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te quiero.